sábado, 11 de marzo de 2017

Aldeas de Alájar: un viaje al pasado

  

  
   Este pequeño pueblo situado en el corazón del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, entre dehesas de alcornoques y encinas, bosque de robles, chopos, sauces y castaños, cuenta con varias aldeas que parecen haber escapado del vertiginoso ritmo de vida impuesto en nuestros días y donde el contacto con la naturaleza se ha convertido en una saludable alternativa.



   El Calabacino, Los Madroñeros, El Collado y El Cabezuelo, asoman entre la densa vegetación haciendo notar el blanco impecable de sus casas con tejados rojizos, despiertan cada mañana con el sonoro recorrido del agua de fuentes y manantiales.



   Estos pequeños núcleos, sufrieron la emigración de sus vecinos quedando prácticamente despoblados y fue en los años 80 cuando coincidiendo con el auge de un movimiento poblacional que busca la vuelta a lo rural, entornos libres de contaminación y tranquilos, parejas jóvenes con un estilo de vida que les permite adaptarse al medio, amantes de la artesanía , la pintura y el arte en general, han vuelto a llenar de vida estas aldeas.



   El Calabacino llegó a contar con unos 600 habitantes que marcharon en su totalidad, sus casas dispersas entre la vegetación y la piedra fueron ocupadas por jóvenes que venían huyendo de las ciudades y buscando lo natural. Hoy son unas 200 personas las que la pueblan, en su mayoría artesanos que practican una economía de autosubsistencia. El acceso a las viviendas se hace andando por un sendero pintoresco coloreado, sobretodo en primavera, por árboles frutales plagados de flores; el camino nos lleva a un fresco rincón donde se ubica la Fuente de San Amaro, también cuenta con una pequeña iglesia dedicada a la Santísima Trinidad.




   La aldea de Los Madroñeros actualmente es habitada por algunas familias, en su iglesia del s. XIV se venera a la Virgen de la Salud, su patrona. Además de por carretera, se puede acceder  a ella por un sendero de unos dos kilómetros desde Alájar, mantiene el encanto de los lugares alejados de la civilización, escondida entre cerros, es poco visible desde los alrededores, es el refugio ideal para pintores y artistas diversos.




   El Collado y El Cabezuelo, padecieron también la salida de sus vecinos, quedando sus casas como viviendas de temporada, a estas se puede llegar en coche o por varios caminos desde los pueblos vecinos.



   En las aldeas de Alájar se ha conseguido una rehabilitación del caserío, manteniendo la esencia de lo rural, la uniformidad de las construcciones y una cuidada estética han logrado que pasear por ellas se convierta en un viaje al pasado.



3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias María, un sitio con encanto como muchos que tenemos en la Sierra. Agradezco tu visita a esta entrada y tu seguimiento de todo lo que publico en El doblao de Cumbres. Muchas gracias, un saludo.

    ResponderEliminar