El ecosistema predominante en el Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche es la dehesa.
La dehesa tiene su origen en el bosque mediterráneo de encinas y alcornoques y vegetación baja de matorral y pastizal, donde la actividad humana, buscando un mayor aprovechamiento de estas tierras poco productivas, ha eliminado parte del arbolado y ha sabido, sin alterar el equilibrio ecológico, explotar otras producciones.
El arbolado juega un papel importante en la estabilización del ecosistema y contribuye a la creación de distintos ambientes que favorecen la biodiversidad, se compone en su mayoría de encinas, alcornoques y acebuches, localmente se encuentran manchas de pino, castaño o coscoja.
Por su baja calidad para la agricultura, los suelos constituyen una fuente de abastecimiento para el ganado, el matorral contribuye a la estabilidad del suelo, facilita la regeneración del arbolado y sirve de hábitat para muchas especies.
La vegetación más característica la componen las jaras, tomillo, romero y como matorral noble el madroño, el mirto o el brezo. En algunas zonas es importante la extracción del corcho y aprovechamiento de la leña y en los últimos años está experimentando un auge significativo la recolección de setas.
La vegetación más característica la componen las jaras, tomillo, romero y como matorral noble el madroño, el mirto o el brezo. En algunas zonas es importante la extracción del corcho y aprovechamiento de la leña y en los últimos años está experimentando un auge significativo la recolección de setas.
El ganado que encontramos en la dehesa es ovino, vacuno y porcino, siendo en nuestra sierra el cerdo ibérico el gran protagonista, sirviendo de base económica a muchos pueblos que disfrutan de productos de gran calidad como el jamón. Es habitual que se exploten varias especies de ganado en una misma finca.
En cuanto a la fauna que lo habita, es diversa, debido a la variedad de vegetación, va desde el meloncillo, ciervo o jabalí en zonas de matorral y arbolado más denso, hasta aves como el buitre negro o el leonado, el águila imperial y el águila perdicera, sin olvidar la existencia de una gran variedad de invertebrados, reptiles y roedores.
Toda esta diversidad la hace posible un clima de tipo mediterráneo con influencia oceánica de veranos calurosos y secos e inviernos relativamente fríos y húmedos.
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